- Pablo: Un hombre algo despistado y entusiasta.
- Marta: Una mujer seria y organizada.
Escena: Una sala de estar. Hay una mesa con una pila de papeles y dos sillas frente a ella.
(El telón se abre, revelando a Pablo sentado en una silla, emocionado y expectante. Marta entra con un montón de papeles en la mano).
Pablo: (saltando en la silla) ¡Marta, por fin estás aquí! Estaba ansioso por comenzar nuestro gran concurso de locuras.
Marta: (suspirando) Sí, Pablo, aquí estoy. Aún no entiendo por qué te has empeñado en organizar esto.
Pablo: ¡Es simple, Marta! Todos necesitamos un poco de diversión y alegría en nuestras vidas. Y ¿qué mejor manera de hacerlo que celebrando nuestras locuras más ridículas?
Marta: Bueno, supongo que tienes un punto. Pero hagamos esto rápido, tengo muchas otras tareas importantes que hacer.
Pablo: ¡Claro, claro! Entonces, ¿quién va primero?
Marta: Veamos... Ah, aquí está. La locura número uno: "Hacer malabarismos con huevos sin romper ninguno".
Pablo: ¡Eso suena desafiante! (Pablo toma una docena de huevos de la mesa y comienza a lanzarlos al aire. Algunos caen y se rompen).
Marta:(molesta) Pablo, no es así como se supone que debes hacerlo. Debes tener más cuidado y coordinación.
Pablo: (riendo) ¡Es parte de la diversión! Además, los huevos hacen un sonido muy divertido cuando se rompen.
Marta:(frustrada) WUENO
(En ese momento, Pablo choca contra una mesa y derriba varios objetos).
Marta: (exasperada) ¡Ya es suficiente, Pablo! Esto no es divertido, es una locura peligrosa.
Pablo: Tienes razón, Marta. Me emocioné demasiado con las locuras. No era mi intención causar problemas.
Marta: (suspirando)Al menos aprendimos algo de todo esto.
Pablo: ¿Qué aprendimos?
Marta: Que las locuras pueden ser divertidas, pero también necesitamos ser responsables y considerar las consecuencias.
Pablo:(asintiendo) Tienes toda la razón, Marta. A veces, el humor y la diversión deben ir de la mano con la prudencia.
(El telón se cierra mientras Pablo y Marta recogen los objetos caídos y se ríe)